Una experiencia al borde de la muerte: una lección de amistad y humanidad ante todo
Una experiencia al borde de la muerte: una lección de amistad y humanidad ante todo
laracheinfo
Amin iharchain
Hace una semana viví un momento límite, decisivo entre la vida y la muerte. Apenas un minuto —quizá menos— fue suficiente para sentir que abandonaba este mundo y regresaba a él de nuevo.
No se trata de un relato ordinario, sino de una experiencia excepcional, tan dura como reveladora.
El domingo 7 del último mes de 2025, me encontraba en mi habitación viendo una serie de Netflix, muchas de ellas basadas en hechos reales. Sin saberlo, la realidad estaba a punto de escribir su propio capítulo.
Una llamada a la puerta interrumpió la calma.
Era Abdou, un amigo marroquí de la ciudad de Kenitra, a quien considero como un hermano mayor por su edad y su trayectoria vital. Traía consigo harira caliente, con su característico aroma marroquí.
Me levanté para acompañarlo a la cocina. Apenas tomé el cuenco, sentí un fuerte mareo y caí al suelo.
Todo se detuvo.
Sin respiración, sin movimiento, sin noción del tiempo.
Solo una voz lejana, imposible de identificar.
Minutos después desperté con un intenso dolor de cabeza y una visión completamente distorsionada. Abdou estaba frente a mí, pálido y visiblemente afectado.
Según su relato, había perdido el conocimiento, tragado la lengua y mostrado signos alarmantes que hicieron temer lo peor.
Con la ayuda de otro amigo originario de Alhucemas, fui trasladado de urgencia al hospital más cercano de la ciudad en la que nos encontrábamos.
Desde el primer momento en el servicio de urgencias, la respuesta fue inmediata. No hubo preguntas innecesarias, solo profesionales actuando para salvar una vida.
Un ser humano cuidando de otro ser humano.
Fui sometido a diversas pruebas médicas, entre ellas un TAC craneal y un escáner, y permanecí bajo observación desde la medianoche hasta bien entrada la tarde del día siguiente.
No es la primera vez que el sistema sanitario español juega un papel decisivo en mi vida. Desde el año 2004, España ha sido escenario de intervenciones médicas fundamentales que han marcado mi trayectoria personal.
Contexto humano y social
Esta experiencia adquiere una dimensión especial cuando se sitúa en el contexto de la migración y la convivencia en Europa. Para muchos ciudadanos de origen marroquí que viven fuera de su país, los momentos de enfermedad o de peligro real se convierten en una prueba silenciosa del significado del arraigo y la integración. En esas circunstancias, las etiquetas relacionadas con la religión o el origen pierden relevancia, y aflora el verdadero valor de la sociedad: instituciones públicas que cumplen con su deber y personas que colocan al ser humano en el centro. Lo vivido no fue una excepción individual, sino un reflejo de valores de convivencia y dignidad humana que se construyen a diario con hechos, no con discursos.
Más allá del episodio clínico, la experiencia dejó una reflexión profunda sobre el valor de la amistad y la solidaridad humana. En los días posteriores, las llamadas y mensajes de apoyo no cesaron.
Entre ellos, el de un amigo marroquí judío, profundamente vinculado a su país de origen, que se interesó a diario por cada detalle de mi estado de salud, incluso solicitando conocer el informe médico, únicamente para quedarse tranquilo.
Esta vivencia reunió a personas de orígenes y convicciones distintas:
un amigo marroquí no creyente,
un equipo médico español,
y un ciudadano marroquí judío.
Todos coincidieron en lo esencial: la humanidad.
Una humanidad que no pregunta por la religión, ni por el origen, ni por la identidad.
Una humanidad que se mide por los actos, no por los discursos.
Este texto no pretende abrir un debate ideológico, sino dejar constancia de una experiencia real.
Una lección de vida que recuerda que, en los momentos decisivos, lo que realmente importa es el valor del ser humano.