Entre la integración y la presión interna: el momento decisivo para los marroquíes en España
Entre la integración y la presión interna: el momento decisivo para los marroquíes en España
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Amin iharchain
La sociedad española ha vivido en los últimos años una creciente polarización derivada de las diferencias entre los partidos políticos, generando un clima de preocupación entre amplios sectores de la población. Esta tensión no se ha limitado únicamente a la ciudadanía española, sino que también ha tenido impacto en la comunidad marroquí, que forma parte de este escenario complejo.
A pesar de ello, muchos miembros de la comunidad marroquí han adquirido una mayor valentía para expresar su realidad y afrontar los desafíos de vivir en un país que cree en la democracia y acepta la diversidad, aun con la pluralidad de ideas y referencias que caracteriza a sus ciudadanos.
La política pertenece al ámbito público y a las instituciones, mientras que la religión sigue siendo un asunto privado dentro de cada hogar. Aquí se evidencia la diferencia entre quienes viven los valores democráticos de forma auténtica y quienes mezclan creencias religiosas con posiciones políticas, intentando imponer su visión basada en lecturas históricas que ya no se ajustan a la vida contemporánea.
Dentro de la propia comunidad marroquí también se perciben signos de división. Basta con plantear una pregunta o adoptar un estilo de vida diferente para que una persona pueda ser excluida del grupo, a pesar de que todos se benefician de los derechos, la dignidad y la justicia social que ofrece la sociedad española.
Mientras tanto, ciertas expresiones de radicalización avanzan de manera silenciosa, aprovechándose de los valores de convivencia y apertura que caracterizan a España, pero manteniendo actitudes de rechazo hacia quienes piensan o viven de forma distinta.
La comunidad marroquí en España se enfrenta hoy a un desafío real: ¿adoptará de manera plena los valores democráticos que garantizan seguridad, derechos y oportunidades, o seguirá atrapada en conflictos internos que dificultan su integración y su contribución positiva al país?
La convivencia no se construye con discursos vacíos, sino con prácticas cotidianas, respeto mutuo y aceptación del otro, independientemente de su religión o cultura. Mientras la democracia continúe ofreciendo un espacio seguro para todos, la responsabilidad de la comunidad marroquí será transformar ese espacio en un terreno de convivencia genuina, y no en un escenario de confrontación o aislamiento.
